Los espeluznantes casos de Margo Maloo. Tomo 1

Agencia de lo desconocido

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Mis padres dicen que los monstruos son fruto de la maravillosa imaginación infantil.

Charles Thompson, recién llegado a Eco City

Ni matemática, ni deportista de élite, ni veterinaria, ni cocinero. La profesión con la que muchos niños soñarían ejercer antes de entrar en el aburrido mundo de los mayores es, sin duda, la de mediador. Y es que terciar con seres fantásticos se antoja una labor excitante (¿o en qué estabais pensando?). Quizás alguno se decantaría por presentarse ante unicornios, hadas o duendecillos. Pero donde haya trolls, espectros, vampiros, ogros o trasgos, que se quite cualquier otro ser. Y es que ¿hay algo que resulte más emocionante que entablar contacto con esos entes?

La figura del monstruo ha resultado tradicionalmente atractiva para creadores y lectores. Todo ser fantástico que causa espanto no es solo trasunto de miedos, representación de peligros, metáfora de lo trascendental o advertencia del mal camino. Encarna, además, la distorsión de la realidad, se presenta como elemento perturbador de la reconfortante paz, desencadenante de desgracias y antesala de la aparición y consecuente acción de un héroe.

Drew Weing ha imaginado todo un entramado social y una sólida infraestructura monstruosa paralela a la realidad de Eco City, muy alejada en concepción a esa alternativa tenebrosa del «otro lado» o upside down habitada por seres malignos que plantean otras creaciones. Así, esa dualidad humanidad-monstruos es el escenario sobre el que se desarrolla este tebeo de aventuras y misterio que conforman Los espeluznantes casos de Margo Maloo. La narración secuencial está dotada de un excelente ritmo basado en el «continuará». The Creepy Case Files of Margo Maloo (2014) nació y ha crecido como webcómic con una actualización periódica de lo que impreso vendría a ser una página, hecho que ha condicionado su formato de publicación. Ironía sutil, trazo suelto y vibrante, acertado desarrollo de personajes conjugando estereotipos y trasfondos individuales o excelente dosificación de los misterios por descubrir, completan el retrato de conjunto.

A modo de curiosidad, cabe comentar que si bien es de autoría y factura del autor estadounidense, la aclamada historietista e ilustradora Eleanor Davies (Tú, una bici y la carretera, Astiberri, 2019 o ¿Arte? ¿Por qué?, Barrett, 2019) es cocreadora de Margo.

Weing juega con elementos reconocibles de la tradición narrativa que, por su larga trayectoria, ya forman parte de nuestro imaginario colectivo como consumidores de cultura popular y medios audiovisuales, a los que asocia, por otra parte, una serie de características perfectamente explotadas, actualizadas y combinadas entre sí. Sin ir más lejos, el uso de esos monstruos hacia los que los niños suelen experimentar sensaciones encontradas (desde el horror más absoluto hasta sentirse irresistiblemente cautivados). Los lleva de ese supuesto plano imaginario en el que habitan al mundo real, convirtiéndolos en seres tangibles, tan de verdad como las inquietudes que puede sentir un niño o el ansia por conocer el funcionamiento de su entorno. No son presentados como el enemigo a batir, sino más bien como un elemento inserto en el todo, con una explicación plausible y totalmente comprensible para su existencia y sus acciones. Suponen una invitación a desembarazarnos de todo tipo de prejuicios. También nos encontramos ante el clásico desencadenante de una trama, que no es otro que la mudanza familiar sobrevenida; Eco City es la ciudad de destino en la que Charles y sus padres comenzarán una nueva vida.

Otro de esos elementos es la existencia de emplazamientos arquitectónicos con presencias sobrenaturales. El Pionero, el viejo hotel donde se instalan y que está siendo remodelado por el padre de Charles, es la vívida imagen de un edificio habitado por seres que no son de este mundo, al igual que otras edificaciones que se van descubriendo a lo largo de las viñetas. Y qué decir del binomio protagonista de personajes contrapuestos. Por un lado Charles, vivo retrato de los reporteros que han poblado el medio investigando y se han hallado envueltos en auténticas aventuras. Amigo del orden en todos los sentidos, preguntón, torpe y algo miedoso, mantiene un blog y toma nota de todo lo que acontece a su alrededor. Y por otra, la gran protagonista: la misteriosa Margo Maloo. A medio camino entre heroína y trabajadora social, no en vano es mediadora de monstruos. Personalidad, talante dialogante y resolutivo, con un gran sentido de la justicia y don de gentes, capaz de presentarse allá donde la necesiten. Personifica ese saberse especial, transitar por parcelas vedadas a los adultos, tomar el control de su existencia y la tan ansiada libertad para explorar el mundo.

Margo Maloo suma una nueva incorporación a ese destacado plantel de personajes femeninos marca de la casa de los tebeos infantiles y juveniles del catálogo de Maeva Young. A este volumen le seguirá un segundo ya editado en Estados Unidos con más casos de la eficaz mediadora. Estamos ante una historia abierta que cuenta ya con siete capítulos y sobre la que Weing anunció en mayo de 2019 un pequeño paréntesis que, esperemos, no se alargue demasiado.

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