La mentira por delante

Visiones de Francisco Umbral

Lamentirapordelante

Lorenzo Montatore es un autor del que solo podemos escribir bondades. Autor de obras como ¡Cuidado, que te asesinas!, La muerte y Román Tesoro y Queridos difuntos, su inconfundible y ecléctico estilo se ha abierto para señalarlo como uno de los autores más interesantes y personales del panorama del cómic nacional. Sus influencias van desde los primeros autores de Bruguera, la animación de los países del Este, los videojuegos de los años ochenta o las referencias literarias: un cóctel que produce un resultado desopilante e inesperado. Con una estética muy personal, sincrética y ecléctica como el siglo, sus obras resultan una combinación muy curiosa que abraza tanto el cómic más clásico como la vanguardia. No es de extrañar que en alguna ocasión se haya trazado un paralelismo entre su obra y la de los escritores de la generación del 27, que supieron también combinar sabiamente ese balanceo entre la tradición y la modernidad.

Lo primero que llama la atención de sus cómics es ese estilo retro, simplista, casi infantil que presenta, que se refuerza en algunas obras, como en La muerte y Román Tesoro (DeHavilland Edi- ciones, 2016), con un coloreado de la cuatricromía decididamente vintage. Montatore crea una disonancia entre la afabilidad y sencillez estética de su propuesta y la carga filosófica, o lírica en el caso de su última obra, de la trama. En ¡Cuidado, que te asesinas! (La Cúpula, 2018) nos proponía una relectura de la sintaxis del cómic en clave surrealista y lisérgica, apostando especialmente por un homenaje a la estética Bruguera de la España de posguerra, pero pasada por su tamiz.

Queridos difuntos (Sapristi, 2020) resultaba ser un retablo simbólico de colores chillones, una lectura con algo de surrealismo daliniano, de viñeta de Miguel Mihura, de personajes peripatéticos al estilo de Max, de complejidad en lo sencillo, como los videojuegos en casete de Spectrum.

Hemos citado a Mihura, Ramón Gómez de la Serna, la generación del 27… Y es que sin duda este autor tiene algo de literario. En La mentira por delante (Astiberri, 2021), Lorenzo Montatore nos propone la primera biografía gráfica del escritor madrileño Francisco Umbral, fallecido en 2007. Y para ello, deja hablar al escritor, pero también al personaje. Su obra se estructura a través de la mirada en crisol de los textos del propio escritor, que toma de su obra poética, de sus dietarios o de obras como Capital del dolor, Mortal y rosa o Trilogía de Madrid.

Es inevitable ver en La mentira por delante la huella de Seth y de su obra maestra, George Sprott, desde las dos primeras páginas («Algunas verdades sobre Francisco Umbral»), pero la verdad es que Montatore sabe distanciarse bien de la manera que tiene de narrar el autor canadiense porque él mismo tiene una reserva de recursos propios. Así, con ese trazo minimalista y naíf que ya conocemos, haremos un recorrido por la vida de este escritor, el último dandi, de este flâneur de su querido Madrid, y conoceremos su admiración por Valle-Inclán o Gómez de la Serna, pero también la devoción por su mujer, María España, fotógrafa, o lo íntimo de la pérdida de su hijo Pincho. Montatore no ha querido ser exhaustivo en esta semblanza de vida. Su interés radica no tanto en trazar una biografía, sino en fundir el universo de Umbral con el medio que le es propio. El propio autor declara en una entrevista «La idea que tenía en mente en todo momento era no hacer algo al uso, sino convertir a Umbral en tebeo».

De personalidad poliédrica, desdibujado por las ocurrencias de su personaje, y acaso injustamente recordado por una única intervención polémica en televisión (aquella con Mercedes Milá y su «yo he venido a hablar de mi libro»), Montatore recupera en La mentira por delante la visión de este genial matritense en una obra que, extraña, sincopada y apabullante, le hace completa justicia a Umbral. Después de todo, como el propio escritor de- cía, «A los retratos uno tiene obligación de parecerse».

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