El príncipe Albert Víctor, nieto de la reina Victoria, es un juerguista nato que se acuesta con hombres y mujeres indistintamente. En una ocasión deja embarazada a una plebeya y comete la imprudencia de casarse con ella en secreto. Un grupo de prostitutas callejeras se entera de la historia y trama un plan para pedir un soborno por no revelarla. Cuando esto llega a oídos de la reina de Inglaterra, ordena acabar con la vida de todas estas mujeres. Encarga la misión a su médico, un reputado cirujano y francmasón, pero no sabe que este hombre, después de su sufrir un infarto, cree haber tenido una revelación mística y está profundamente perturbado. Asesina a las mujeres siguiendo rituales representativos de la mitología masónica.
From Hell es una reconstrucción de los crímenes nunca resueltos de Jack el Destripador en el popular barrio londinense de Whitechapel. En 1988 se cumplieron cien años de los asesinatos y Alan Moore aportó su visión sobre el caso profusamente documentada con todos los estudios, investigaciones y supuestos hallazgos que se habían publicado en Inglaterra, especialmente la obra de Stephen Knight. Son más de quinientas páginas dibujadas por Eddie Campbell con un estilo impresionista, que recurre a menudo al garabateado, y que en algunos casos es discutido por los aficionados. Pero lo cierto es que resulta difícil imaginar un estilo mejor para transmitir el contraste entre pompa y suciedad de aquella época.
El minucioso trabajo de Alan Moore atrapa, en primera instancia, por la profundidad de los personajes. Todos están construidos con grandes cantidades de información. Del protagonista, William Gull vemos sus inclinaciones psicópatas desde que era un niño y juega con los párpados de su padre muerto, del que se nos muestra su frustración sexual que se inicia en su noche de bodas y, al final de su vida, no se escatiman detalles de los delirios trascendentales que le llevaron a cometer los crímenes con un sadismo escalofriante.
Alan Moore siempre ha destacado no solo por ser un buen escritor de guiones para tebeos, el mejor del mundo dijeron algunas crónicas tras From Hell, sino por sus enfoques. Su tratamiento de los superhéroes en sus trabajos anteriores fue revolucionario, transgresor. Y en este caso destacó por su extremada ambición. Campbell reprodujo un Londres decimonónico con un detallismo fotográfico para un guion que no deja un solo cabo suelto. Hay 85 páginas solo de notas al pie explicando cada viñeta.
Además, a raíz del relato de los crímenes surgen muchos aspectos más interesantes que los asesinatos en sí. La sociedad de la época victoriana, con un lumpen-proletariado que vive en condiciones dantescas, el miedo al socialismo y las revueltas obreras, la corrupción del aparato estatal —que trasciende su época en los métodos— y el apasionante funcionamiento de las sociedades secretas. From Hell también sirve de reflexión sobre la honradez, la solidez moral y el modelo de la sociedad tan profundamente desigual que describe, golpeando la conciencia.
En el aspecto místico, Moore pone en boca del asesino una estrafalaria teoría sobre la lucha histórica entre lo masculino entendido como racionalidad y lo femenino como locura. Gull dice: «El hombre derroca a la mujer con símbolos y la mantiene así mediante símbolos». Al final del capítulo, une sobre un mapa real con ángulos y sus bisectrices una serie de monumentos de Londres y obtiene un pentagrama, el «de los dioses del sol, los obeliscos y el fuego masculino y racional, en el que están encadenados inconsciente, la luna y la feminidad», explica. Los asesinatos para él tienen que ser el símbolo definitivo que modifique la historia en el futuro. En resumidas cuentas, el encaje de bolillos que hace Moore con todas las referencias históricas y mitológicas es magistral.
Y en esta aportación personal a lo que se conoce realmente sobre esos crímenes es, paradójicamente, donde el conjunto de la historia tiene más fuerza. Al meticuloso trabajo de reconstrucción histórica le añade estas pinceladas con sus obsesiones más recurrentes. A cada página la ficción va ganando terreno a la reproducción de hechos y ganando en intensidad, rozando lo sublime cuando asistimos a los últimos pensamientos del asesino antes de morir. Todo un ensayo sobre los mitos, su simbolización y su significado. No puede compararse con nada porque no hay nada igual. Además, se trata de una narración enciclopédica.
El hombre elefante, John Merrick, y Oscar Wilde aparecen en diferentes momentos de la trama. El autor se une así a la cohorte de investigadores sobre Jack el Destripador de los que se mofa en las últimas páginas del tebeo. Dice que no pudiendo aportar más datos de los acontecimientos clave, se esfuerzan en describir pormenorizadamente los tangenciales. Como él.
Por su extensión bíblica, por su densidad, porque cuesta sumergirse completamente en la historia hasta pasados varios capítulos, la lectura de From Hell es de todo menos cómoda. Pero es necesaria, el autor tiene que introducir a todos los personajes y su contexto. Y una vez hechas las presentaciones, en cuanto uno se engancha, la experiencia es única, hipnótica, y solo puede compararse a la sensación de devorar los grandes relatos de la literatura realista y naturalista del siglo XIX.
Los descuartizamientos aparecen tal cual sin ningún tipo de pudor. El sexo, también. A uno de los asesinatos asistimos con todo lujo de detalles. Cada corte, cada mutilación y cada alucinación mística del asesino. En total, 33 páginas despedazando a una persona. Un aficionado al género de terror digno de tal nombre tiene que leerlo al menos una vez en la vida. También hay un amplio catálogo de personajes alcohólicos, violentos, miserables. No es un relato, es un universo. Y cuando vas por la mitad, sabes que te lo vas a leer otra vez.