Los enemigos superiores de Spiderman

Granujas de medio pelo

shmin072 0

La Marvel del decenio que acabamos de dejar atrás será recordada, además de por las habituales muertes, resurrecciones y cambios de peinado, por un buen puñado de series que se han alejado de lo puramente superheroico y nos han presentado a los personajes desde puntos de vista más cercanos al cómic independiente que los habituales tebeos de pijameo. Una iniciativa del anterior editor jefe de la Casa de las Ideas, Axel Alonso, que en su momento recibió no pocas críticas por parte de los aficionados más obtusos.

Destacando como culmen de esta tendencia Hawkeye, de Matt Fraction y David Aja, y La Visión, de Tom King y Gabriel Hernández Walta, en un escalón inferior podemos encontrar otras series igualmente disfrutables que también en su momento intentaron huir de los clichés de Marvel. Una de ellas es The Superior Foes of Spider-Man, publicada originalmente en Estados Unidos en 2013 y editada por Panini el año pasado en castellano en un tomo integral. La serie apareció para aprovechar el tirón de Superior Spider-Man, la colección principal del hombre araña en aquellos momentos, que gozaba de un buen momento de popularidad después de que el guionista Dan Slott decidiera sustituir bajo la máscara a Peter Parker por uno de sus más peligrosos villanos. Ya había habido anteriormente, en los años 90, dos series que usaban la coletilla de «Foes of Spider-Man»: en ambas se presentaban los hechos desde el punto de vista de los villanos, y algunos de los personajes principales de aquellas dos historias son también protagonistas en la que ahora nos ocupa.

En la colección de 2013, el adjetivo elegido para los enemigos de Spiderman es «superior». Pero ya hemos dicho que es el mismo adjetivo que aparece en la cabecera de la serie principal en ese momento, así que cabe preguntarse: ¿tienen algo de superior los protagonistas de esta historia? Pues más bien no, al contrario. Los enemigos superiores de Spiderman centra el foco en un grupo de villanos de segunda fila que han decidido adoptar el nombre de los Seis Siniestros, un apelativo importante dentro de la estirpe de malvados de Marvel, y al que poca justicia hacen. La banda que protagoniza este tomo está formada por Boomerang, el Conmocionador, Demonio Veloz, Escarabajo y Overdrive. Sí, no nos hemos dejado a ninguno: los Seis Siniestros solo son cinco miembros, después de perder a uno de ellos en el primer número de la colección «Superior» de Spiderman.

Los diecisiete números que aparecieron en Estados Unidos se recopilan íntegramente en el tomo español y se agradece leerlos seguidos, porque es una única historia la que se desarrolla. Los guiones corren a cargo de Nick Spencer, actual encargado de la colección principal de Spiderman, que se ha llevado a uno de los villanos de esta historia a molestar a la serie principal. Le acompaña a los lápices Steve Lieber, cuya narrativa apoya a la historia: muchas viñetas pequeñas, muchos detalles humorísticos, mucha expresividad y espectacularidad, la justa.

Aquí no vemos grandes planes para conquistar el mundo, ni siquiera vemos demasiado al hombre araña o a otros superhéroes. Los protagonistas son unos villanos de tres al cuarto que intentan dar un gran golpe para ponerse por encima de otros villanos de rango superior que, sinceramente, tampoco son gran cosa. Todo alrededor de estos Seis Siniestros es cutre y cochambroso: su líder, Boomerang, es mezquino, mentiroso y traidor; Escarabajo parece la lista del grupo, pero tampoco es decir mucho, visto el nivel de los demás; de Conmocionador, todos se ríen. Los planes son chapuceros, y los objetivos, de perfil muy bajo. Pero precisamente esta es la gracia de la serie: meterse en el mundo de estos criminales, a los que normalmente vemos apalizados por Spiderman o Daredevil, y ver cómo se mueven en su ambiente, cómo son de verdad, cómo son sus relaciones. Es una divertida comedia de situación sobre cinco villanos mediocres y con una ambición modesta, metidos en constantes embrollos por ser desconfiados, traidores y mezquinos. Nada de grandes peleas ni planes maquiavélicos. Mucha reunión en antros, mucho plan fallido y mucha puñalada por la espalda es lo que encontramos aquí.

Es como volver a ver una de aquellas primeras pelis de Guy Ritchie, las anteriores a Barridos por la marea: divertidas, llenas de meteduras de pata y con criminales que dan más lástima que otra cosa. No es el tebeo más logrado de la Marvel de Axel Alonso, pero cualquier cosa que se aleje del sota, caballo y rey, que son a veces los cómics de la Casa de las Ideas, ya es un soplo de aire fresco.

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