Anaïs tiene tal vida interior que acabará tomando el control de la exterior. Este proceso será lento, doloroso, y a menudo desorientador, pero terminará cristalizando tras pasar por diferentes fases, como la negación y la conciliación, hasta llegar a la eclosión de la nueva Anaïs: más fuerte, más decidida y más segura, dispuesta a pagar el precio de una felicidad ya innegociable.
Anaïs es hija de una cantante de ópera danesa-cubano-francesa y de un pianista cubano de ascendencia catalana. Este origen tan ecléctico seguramente le proporcionó una gran capacidad para adaptarse a diferentes entornos, ya que eran frecuentes los cambios de residencia e incluso de país. Rápidamente se refugió en la lectura, hecho que sin duda le ayudó a apreciarla y a cultivarla, especialmente en su intimidad con sus valiosos diarios personales. El hecho de que su padre los abandonara de niña probablemente debió de ser otro más de los desencadenantes de dicha afición a la evasión. Casada con un apuesto banquero, viviendo en una idílica casa en las afueras de París, nada parecía presagiar su gran inconformidad. El tedio, la insatisfacción y ese calor íntimo que asciende poco a poco por las tripas hasta llegar al corazón convertirá su vida en una parodia, en una paradoja de sus sueños. El nexo entre estas dos vidas será, efectivamente, su diario.
Nos situamos en el París de entreguerras, en donde la efervescencia cultural bulle como en ningún otro lugar del mundo, un periodo que genera multitud de vidas maravillosas, muchas de las cuales han trascendido al tejido del ocio en sus diferentes formatos. La vida de Anaïs no será solo el maravilloso reflejo de un momento irrepetible, sino que también se alzará como una de las primeras reivindicaciones culturales modernas del movimiento feminista. No en balde sus diarios y su figura fueron ampliamente reivindicados en los años setenta como muestra de empoderamiento a partir de ese erotismo que tan desacomplejadamente se describe, rayando por momentos la pornografía.
El cómic narra este periodo en el que la aún joven Anaïs vierte su agonía primero en su diario y después en su vida, en donde poco a poco conseguirá realizar sus sueños y deseos, relegando paulatinamente a la anterior Anaïs a un segundo plano. Su erotismo, su bisexualidad, su relación con diferentes amantes, especialmente con el escritor Henry Miller, con el que inicia una relación extraordinaria, reveladora, y, sobre todo inspiradora, que será la llave de su liberación sexual, que culmina posteriormente con una relación reveladoramente singular con June, la mujer del propio Miller. Su conducta, lejos de ser prejuzgada como lasciva, es sincera y honesta, y no hace más que utilizar la sensualidad como demiurgo del cambio. Anaïs extiende su personalidad más allá del mero ser, transcendiendo cualquier espiritualidad hacia la reafirmación personal. El camino no es fácil, y, entre otras renuncias, tiene que pagar precios muy caros, como el de la maternidad.
La joven suiza Léonie Bischoff es la encargada de dar forma a esta bonita historia, y lo hace aprovechando la ocasión, sabe que tiene una oportunidad única de dar forma a unos personajes y un contexto de gran profundidad y muchos matices, y lo logra desacomplejadamente con una amplia variedad de lápices de diferentes colores que otorgan una sencillez aparentemente superficial, una efervescencia que logra que los personajes floten por toda la página en fondo blanco, pero que, cuando lo necesitan, estos colores también saben bullir y agitarse, colándose por todas partes, creando escenarios barrocos y densos. Sin duda, una ejecución gráfica muy original y de un efecto muy locuaz. Las páginas tienen una composición bastante clásica, que solamente se rompe por la grandiosidad de determinados momentos, cuando los excesos reclaman protagonismo.
La obra ganó el premio del público en el festival de Angulema de 2021, y quedó finalista en el prestigioso Grand Prix ACBD de la crítica. La recién nacida Garbuix Books se estrena con esta maravillosa obra en lo que es una total muestra de intenciones, una apuesta por el cómic de autoría femenina, de calidad, y de no ficción. Un acierto que recae enAu su reconocida editora Montserrat Terrones, una gran conocedora y defensora en este ámbito de lecturas. Una apuesta valiente y firme que hay que agradecer y valorar, y para muestra esta magnífica edición en rústica y con solapas en color.
En Anaïs, como en la vida, hay puertas que, si se abren, ya no se podrán cerrar.