Betty Boob

Sin teta sí que hay paraíso

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Un fantástico alegato absolutamente optimista sobre la superación de un cáncer de mama, con pérdida incluida. En este libro no encontraremos ningún relato sobre cómo afrontar o tratar la enfermedad, los autores nos ahorran este incómodo paso de inesperada reacción, tan solo le dedica una corta elipsis para centrarse en el día después: ¿y ahora qué hago yo con un solo pecho? Pues convertir las dificultades en oportunidades y superar el duelo. Obviamente se trata de una ficción dulcificada del sentido de vivir, pero no nos engañemos: muy necesaria. A menudo necesitamos voces que nos animen y que nos empujen hacia delante, que nos digan que sí se puede. Así que es difícil definir este cómic sin caer en tópicos. Y no se me ocurre mejor manera de pincelarlo que parafraseando la contraportada: «ha perdido un pecho, su trabajo y a su novio. Ella aún no lo sabe, pero es el mejor día de su vida».

El argumento es simple, que no simplista. Betty, afligida por su amputación y su nuevo contexto, se ve sumida en una obsesiva aceptación de su no pecho izquierdo que acaba siempre en una nueva decepción, hasta que decide cambiar de vida. Deja atrás su pequeño piso y se enrola en una loca compañía cabaretera que le dará alas para canalizar una desconocida creatividad, precisamente a partir de su ausencia de pecho. Su debilidad se tornará en fortaleza. A partir de aquí una renovada vida, un renovado amor y una renovada felicidad conducirán a la nueva Betty Boob hacia un esperanzador horizonte felizmente integrado en el nuevo arte del burlesque.

En relación, me parece interesante señalar que Betty tiene un extraordinario parecido con el conocido personaje animado de los años 20 y 30, Betty Boop (Paramount Pictures), que a su vez era una caricatura de la conocida actriz de la época Helen Kane. De ahí su nombre.

Véronique Cazot es una guionista con poca trayectoria en el mundo del cómic. Esta es tan solo su segunda obra no coral, mientras que Julie Rocheleau es una ilustradora canadiense formada en el ámbito de la animación con una trayectoria más dilatada. Por aquí la conocemos por la magnífica saga La cólera de Fantomas, editada por Dibbuks. Las autoras nos hacen cómplices de una explosión de alegría, color y música. Se trata de un cómic mudo en el que el ritmo tiene que ser cadente y constante, y lo cierto es que lo consigue sobradamente. La narración juega un papel capitular en base a las ilustraciones y composiciones de página que se amoldan a la acción como un guante de seda. La sexualidad y su tratamiento es también parte fundamental y siempre está tratada de manera entusiasta y simpática, evitando prejuicios y promoviendo el gozo libre.

Realmente el trabajo de Rocheleau es magnífico, original y dinámico; consigue que al lector le cueste desengancharse de la  lectura, ágil y propulsora. La obra se alzó con el Premio BD FNAC Francia en 2018. Como curiosidad, Vero Cazot escribió una canción a modo de banda sonora que fácilmente encontraréis por la red con el siguiente título: Danstous mes états, compuesta por Mr. Meuble e interpretada por Clemy Snow.

Un opción ilusionante y vital que nos acerca de manera sorprendente a una situación más común de lo deseado en muchas mujeres, que conlleva también la perdida de una parte de su feminidad y simbología. Como respuesta, no queda más que anteponer coraje y fortaleza, pero también creatividad, como bien manifiesta nuestra queridísima Betty Boob y su singular relato.

Al final todas querrán ser como ella, y por algo será.

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