Hipnofobia: Esta palabra define un miedo, horror o temor al sueño o la somnolencia, también se relaciona con la pesadilla o el ensueño que causa pánico y se vincula con otros factores negativos como la depresión, la ansiedad y la tristeza.
RAE, Diccionario de la lengua española
La hipnofobia es una aprensión que sufre el protagonista de Dormir es morir, la sensación de que, cuando duerme, puede llegar a morir. Una angustia que atenaza también desde hace años al autor de la obra, quien nos hace cómplices de su ansiedad en su ópera prima. Dormir es morir no es, sin embargo, una obra de autoayuda ni una exorcización personal, sino que el dibujante tiene la voluntad de crear una obra de ficción en la que las grandes preguntas que atenazan a la humanidad desde hace siglos se encuentran muy presentes.
En el libro conocemos al protagonista, un don nadie sin nombre que durante el día lleva una vida anodina llena de miedos y fobias, con un trabajo en un bufé libre que no hace sino incrementar sus temores. Si el sueño es un descanso a lo vivido, en su caso se convierte en un nuevo problema que decide solucionar a través de la terapia. Su psicóloga, Agnes, se convertirá en su particular guía para ayudarle a resolver su conflicto, proponiéndole métodos tan anodinos como la masturbación o la búsqueda de compañía a la hora de acostarse (aunque sea de una muñeca hinchable). Serán siempre las series de televisión las que consigan que nuestro personaje entre en el país de Morfeo.
Un viaje iniciático al interior del sueño, la soledad y la muerte
Y es precisamente en el mundo de los sueños cuando la realidad adquiere nuevos significados. Un sueño lúcido es aquel que se caracteriza porque el soñante es consciente de estar soñando. El protagonista de Dormir es morir sabe que sueña pero también se ve incapaz de controlar lo que sucede en ese momento. El universo tal como lo conocemos se diluye y construye unas nuevas reglas que nuestro héroe (cotidiano y muy poco épico) intenta comprender con un cicerone muy singular, Oto, un extraño personaje que nos hace dudar de si es la mejor de las compañías. Oto no se resigna a convertirse en un secundario y constantemente parece buscar robar su estrellato al personaje principal. Oto es una creación ambigua y llena de interrogantes que se convierte en uno de los platos fuertes del cómic.
Dormir es morir es la primera obra larga de Gabri Molist, un autor que se ha curtido en la au- toedición. Gazpacho, Way Opposite o Asonancia (Apa Apa Cómics) son algunas muestras de sus primeros trabajos. Los experimentos formales, las relaciones entre cómic y poesía son una constante en estos inicios. A la hora de abordar su ópera prima, el dibujante no elude el camino de la experimentación de sus comienzos, sino que sabe conjugarlos con la idea de hacer una historia accesible para los lectores, sean estos habituales del cómic o no. Después de formarse en la escena independiente catalana, Molist se establece en Bélgica, donde conoce el pano- rama editorial del país de Olivier Schrauwen. Es esta una referencia, la del autor de Arsène Schrauwen, que se puede apreciar en Dormir es morir, que, lejos de ocultar sus referentes, se preocupa de explorarlos para desarrollar una voz propia. Dormir es morir es una obra que va ganando en complejidad a medida que va avanzando la trama. Para las secuencias en la vigilia, el autor utiliza un dibujo sintético, de línea fina, que se va haciendo más exuberante en cuanto entra en el sueño. Es en estos momentos en los que la experimentación gráfica campa a sus anchas para solaz de los lectores y lectoras, que ven todo el potencial de Molist para generar nuevas sensaciones a través de caminos cercanos al surrealismo y a la abstracción. El libro se divide en seis sesiones, capítulos que funcionan de una manera metódica, casi rutinaria, que sirve de contrapunto ideal a lo vivido en el sueño y que harían las delicias de los seguidores de Freud.
Dormir es morir sorprende tanto por el envoltorio formal como por el contenido. Si bien la gráfica es moderna y refrescante, los temas que trata el libro enlazan con nuestros miedos más atávicos. Un trabajo lleno a la vez de madurez y de frescura que nos hace pensar que Molist nos dará grandes alegrías en el futuro si no se duerme en los laureles.