Circula por ahí un rumor que seguro han oído y que lleva por título la crisis del periodismo. Como título es bastante malo, como realidad sencillamente no es cierta. No discuto que el modelo tradicional se haya ido un poco a la mierda. Ahí no me meto, pero lo siento, el periodismo no está en crisis. Más bien al contrario está mejor que nunca. Solo hay que saber qué es periodismo y dónde buscarlo. «Hago tebeos periodísticos porque es la mejor manera de unir mis dos pasiones: los cómics y el periodismo. No tengo ninguna teoría que me permita explicarlo. Sencillamente, siempre me he interesado por la actualidad, y a veces, suceden cosas en el mundo que me impelen a hacer algo al respecto. Y lo más útil que se me ocurre es ir allí e informar de qué es exactamente eso que está pasando. Creo que los cómics son un medio estupendo de presentar información compleja. Los tebeos son un medio popular, y me gusta el modo en el que consiguen que haya gente que lea cosas que ignorarían normalmente en cualquier otro medio». De una tacada, Joe Sacco, ese tipo bajito y con gafas que arrastra un bloc entre las ruinas de la miseria humana acaba de definir qué es periodismo y, también, ciertos tebeos.
Yo comencé a leer a Sacco por pura casualidad y ya no he podido dejarlo, de la misma forma que tampoco a Hunter S. Thompson o a Manuel Chaves Nogales, tras su reciente redescubrimiento. Amo el periodismo y por eso en Sacco encuentro un refugio al que acudir siempre que me entran dudas acerca de la profesión. Vas a un sitio y cuentas lo que ves. Y punto. Olvídense de la objetividad y esas mandangas que les han contado. El hombre es por naturaleza un ser subjetivo, pasea su opinión por donde va. Y si no, manda recado. Alguien dijo una vez que en el periodismo no hay que ser objetivo, basta con ser honesto. Y los cómics de Sacco rezuman honestidad. Sacco es conocido por Palestina (1995), un cómic que le dio fama y prestigio internacional. Después se recorrió las guerras de la antigua Yugoslavia como un corresponsal más. Ha visitado distintos lugares del mundo desde Grozny a la India para contarnos qué sucede allí. En su último proyecto, Days of Destruction, Days of Revolt (2012), todavía inédito en España, se pasea por los agujeros de su propio país de la mano del premio Pulitzer Chris Hedges, uno de sus colaboradores habituales, y el resultado es un libro de naturaleza mixta.
De todas sus obras, mi favorita hasta la fecha es Notas al pie de Gaza (2009). Es su libro más completo y periodístico, ya que su planteamiento parte de la premisa fundamental del oficio: contar lo que ha ocurrido, lo que hemos olvidado y que como él mismo dice, «ha sido relegado a las notas al pie de la Historia (sic)». Paradójicamente son precisamente estas notas las que nos permiten entender el continuum de esa herida que sangra desde hace décadas en el corazón de Oriente Próximo. Notas al pie es una obra larga, de 388 páginas y casi un millar de viñetas convertidas en un ejercicio de periodismo de investigación para contar una historia real: la matanza de cientos de civiles palestinos a manos de soldados israelíes en noviembre de 1956 en las ciudades de Khan Younis y Rafah. A diferencia de los corresponsales tradicionales, Sacco, que trabaja para publicaciones periodísticas convencionales, cuenta con una ventaja: el tiempo. Por eso no tiene la presión de la hora de cierre ni de la exclusiva. Lo importante no es llegar primero, sino contarlo mejor y Sacco lo hace. «Porque puede», dirán, pero ya es algo. Hablamos antes de la honestidad. Durante algún tiempo se nos ha dicho que el periodista no debe ser el protagonista de las historias, es cierto. Se nos ha dicho también que debe borrar sus huellas en pro de la milonga de la objetividad. Falso. Sacco está en sus cómics por la sencilla razón de que en ellos aparece lo que él, como periodista, ve. Trabaja con todas las armas del oficio, todo el abanico de fuentes desde las oficiales a los testigos, pasando por las documentales. Las calibra y, adelantándose al lector, el Sacco periodista muestra sus dudas sobre la información que recibe. Juega con la memoria y por eso nos avisa de los peligros que ello conlleva; en caso de duda, él presenta el material, pero son los lectores los que deben juzgar. Su único posicionamiento claro está a favor de las víctimas. Ello no le resta ni un ápice de crítica, pues nada en el mundo es blanco o negro y la presencia de Sacco lo deja claro en cada momento. Esto se ve en Notas como en ninguna obra de este autor. En el fondo, Sacco no hace nada nuevo más allá de la novedad que supone el soporte, el cómic. Un medio que tradicionalmente se ha asociado al divertimento para restarle cualquier ápice de seriedad. Otra falsedad. Los libros de Sacco, especialmente Notas al pie, no tienen nada que envidiarle a cualquiera de los títulos considerados periodísticos sobre el mismo tema. Más aún, da mil vueltas a la mayoría de las crónicas que leemos en los medios tradicionales. Fundamentalmente porque además de relatar un suceso se preocupa de lo más importante: dotarlo de contexto, implicaciones y consecuencias.
Hay quien ha catalogado el trabajo de Sacco de «Nuevo Periodismo en cómic». Sería así si el Nuevo Periodismo, esa etiqueta inventada por los norteamericanos en los años sesenta, se refiriera en realidad a algo «nuevo». Pero esto tampoco es cierto. La subjetividad y la utilización de recursos literarios existía desde mucho tiempo atrás y es fácilmente rastreable: desde el mencionado Chaves Nogales al Diario del año de la peste que Daniel Defoe publicó ¡en 1722!