¿Me estás escuchando?

Una huida conjunta puede ser el comienzo de una hermosa amistad

Tillie Walden Me estas escuchando portada scaled

En ¿Me estás escuchando?, dos chicas de dieciocho y veintisiete años, Bea y Lou, juntan sus caminos por casualidad y protagonizan una road story por Texas. Concretamente por el oeste de este estado americano, en que según uno de los personajes del libro no existe gente aburrida. El viaje se presenta como una fuga en que experimentarán la libertad, el aprendizaje, la maduración, las amenazas, el cambio y un inicio en el camino de la autoaceptación. Un trayecto conjunto implica el paso del tiempo y una convivencia no siempre fácil. La confianza nace con el trato continuado y es necesaria para lograr dar un espacio a las confidencias y para que la amistad y el respeto mutuo se vayan consolidando. Bea huye de un pasado y de la inseguridad que le da el no saber domesticar y asumir sus demonios internos. Lou, con una vida más encarrilada, necesita tomarse un respiro para digerir las decisiones que ha tomado en el transcurso de su biografía. La tercera protagonista de la historia es una gata misteriosa que se une a la expedición. En el relato también pululan unas fuerzas amenazadoras, que son los guardianes de unas caprichosas normas que nadie sabe muy bien cuáles son y que tienen unos objetivos difíciles de discernir.

Tillie Walden no se conforma en dibujar una novela gráfica. Le gusta crear todo un universo propio regido por sus propias reglas, en el que pueda desarrollar su historia. Para adentrarnos en esta obra sin peligros de pérdida, tenemos que ir cogidos de la mano de la autora y confiar en su sabiduría narrativa. Acompañaremos en su viaje a dos personas que van en un coche con una pequeña caravana pegada detrás vagando por los grandes espacios americanos. La autora muestra más que explica el carácter de unos personajes con los que el lector va conectando cada vez más a medida que pasan las páginas. A ratos la ficción se vuelve onírica o fantástica, y pasea por un paisaje capaz de volverse orgánico, cambiante y fluido. Unos edificios, carreteras, árboles o nubes que dejan de ser un contexto para transformarse en un personaje vivo más. En estos pasajes del libro la autora parece que se ha dejado llevar por su pasión por el dibujo, claro y magnífico, por cierto, y se ha olvidado del guion. Se trata de espejismos, después de algunas brillantes notas de delirio gráfico y emocional en unas escenas con una magia extraña, hay un retorno de la fantasía al hilo argumental primigenio que es el que da sentido al libro.

La humanidad y la complejidad de los personajes se muestran a través de sus contradicciones y sus sentimientos de culpa. En las confidencias que se hacen admiten que en muchas situaciones que les duele recordar actuaron más por su carácter que por su inteligencia. No siempre es fácil lidiar entre los propios deseos y la empatía necesaria para interactuar con los demás. Los destinos de las protagonistas son tan borrosos como los pueblos que buscan en el mapa y no los encuentran. Un viaje físico también puede ser mental. En la narración parece mezclarse la marcha real con la del pensamiento de los personajes. La fuga hacia delante puede denotar una huida del propio miedo. El desamparo de los personajes, que viven su aventura en una geografía extraña, se ve atenuada por el progresivo aumento en la comprensión y amistad que las une. La presencia masculina en el cómic es fantasmal o anecdótica, es una historia de mujeres contada por una mujer. La esencia femenina del relato es un atractivo extra. Las emociones contenidas en la narración pueden interesar a cualquier persona independientemente de su género.

En el dibujo del libro se nota la influencia de una línea y un tipo de trazo habitual en el cómic japonés. Contradiciendo la edad de la autora, la novela gráfica se ha creado mediante rotuladores y papel, no con ordenador. Los diálogos son los que precisa un cómic, mínimos, necesarios y brillantes. La historia avanza con interés gracias a la sabia dosificación de la información. El silencio y los textos están sabiamente administrados y logran resaltar la narratividad de las viñetas.

La autora, Tillie Walden, nació en Austin (Texas) en 1996, aunque ahora vive en Los Ángeles. La dibujante publicó su primera novela gráfica en 2015, con solo diecinueve años. En castellano se estrenó publicando Piruetas (Ediciones La Cúpula, 2017), una novela gráfica de corte autobiográfico donde explica sus años como patinadora artística y su decisión de salir del armario como lesbiana. En 2019 en la misma editorial publicó En un rayo de sol, traslación de un webcomic. Es una historia de amor y de ciencia ficción que se sale de forma buscada y exitosa del canon de lo que es habitual en el género. La prolífica autora, con varios cómics publicados, ha sido bien recibida por la crítica y el público internacional. Ha sido galardonada con los premios Ignatz y Eisner. En abril de 2018 fue invitada al Saló del Còmic de Barcelona, donde, lejos de dar de sí misma una visión de artista atormentada, regaló sonrisas y comentarios lúcidos.

Tillie Walden es una autora con talento narrativo, con un gran dominio del dibujo y una gran sensibilidad en el uso del color. ¿Me estás escuchando? condensa una atmósfera que te atrapa y que muestra emociones que pueden interpelar. La autobiografía es consustancial de una manera u otra en sus obras. Las altas expectativas puestas sobre ella hasta ahora no han sido defraudadas. La forma en que ha sabido conectar con lectores de diversas generaciones, y no solo con las más jóvenes, es una prueba de la calidad de su trabajo y del interés que logra despertar su talento gráfico.

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