La figura del superhéroe tal como la entendemos hoy en día aparece en los cómics estadounidenses a finales de los años 30 del siglo xx, y aunque hoy se pueden encontrar ejemplos en cualquier medio, sigue siendo el papel su espacio más natural. Superhéroes hay de muchas clases, con todo tipo de habilidades excepcionales: volar, tener superfuerza, invisibilidad, telequinesis, etc. Es difícil definir con exactitud qué es un superpoder, pero se puede decir que sin duda está relacionado con la capacidad de modificar alguna de las leyes esenciales de la naturaleza: la gravedad, la propagación de la luz, el espacio, el tiempo, la materia. Cuanto más fundamental sea la ley física que se vea alterada, más poderoso será el superser, como por ejemplo el Dr. Manhattan que plantearon Alan Moore y Dave Gibbons en The Watchmen. En cuanto a poderes, el Imbatible de Pascal Jousselin no tiene nada que envidiar al Dr. Manhattan o a ningún otro. Imbatible es capaz de controlar el tiempo y el espacio como nadie, solo que él lo hace dentro de los límites del medio en el que se mueve, y es que Imbatible es el superhéroe más poderoso del mundo del cómic. Estrictamente del mundo del cómic. Imbatible puede ver lo que pasa en las otras viñetas de la página, se puede mover entre ellas y enviarse cosas de una a otra a voluntad, siendo consciente de la estructura de los cómics, para sorpresa del resto de habitantes de sus historietas. Si un gato está atrapado en lo alto de un árbol, él únicamente tiene que agacharse para recogerlo del mismo árbol representado en la viñeta inferior. Y es que en los tebeos, como él mismo declara, el tiempo es espacio, y el espacio es tiempo.
Ejemplos de utilización de recursos metalingüísticos que rompen la cuarta pared en el cómic hay muchos, desde los pioneros que exploraron las múltiples posibilidades del nuevo medio — como los juegos con las viñetas en Sawdust Sim de Paul F. Brown’s en 1906-1907—hasta nuestros días, siempre ha habido autores interesados en utilizar esos recursos. Jousselin ha sabido coger esa tradición y actualizarla con un planteamiento divertido y sorprendente, para volver a mostrarnos, con unas risas, la magia que hay entre viñetas y recordarnos que leer tebeos no es tan natural como parece, y que a veces hay que pararse y pensar un poco en ello. Jousselin plantea ese juego metalingüístico de forma ingeniosa. Así, Imbatible tiene el poder del espacio y el tiempo al ser capaz de romper los límites de las viñetas, pero otros personajes tienen otros poderes asociados a otras características propias de los cómics: uno puede jugar con el tamaño de los objetos aprovechando la perspectiva; otro puede golpear a las personas usando los globos en los que aparecen sus palabras, sin que estás obviamente sepan qué es lo que les golpea. Y otras sorpresas que vale mucho la pena descubrir leyendo el tebeo. Con todos ellos va creando un elenco de secundarios, como el aprendiz adolescente o el gendarme Juan Pedro, que son todo un acierto y que hacen que la serie vaya más allá del simple ejercicio estilístico. Combinando historietas de una sola página con otras más largas de hasta seis páginas construye un universo donde, aparte de los poderes, se presenta un costumbrismo con sátira social incluida. Los villanos pueden ser el profesor loco de costumbre, pero también el alcalde o la ejecutiva de una gran compañía. Sea lo que sea, Imbatible está dispuesto a solucionar problemas de forma imperturbable, pero no a renunciar a su vida cotidiana y al pollo asado dominical en casa de su abuela. Y es que sus poderes también sirven para acordarse de comprar el pan. Todo junto hace de Imbatible toda una deliciosa golosina para lectores de cualquier edad.
Justicia y verduras frescas es el primer recopilatorio de los dos que actualmente existen en el clásico formato álbum francés. Las historietas aparecieron originalmente en la revista Spirou, bastión de la escuela de Marcinelle, toda una institución y una forma de entender el cómic que todavía hoy marca el estilo de mucha de la BD francobelga, una revista de cómics de quiosco que parece seguir gozando de buena salud y una vitalidad recobrada en los últimos años, en los que no han dejado de aparecer series de éxito como Solos de Fabien Vehlmann y Bruno Gazzotti, Ralph Azham de Lewis Trondheim, o Frnck de Brice Cossu y Olivier Bocquet. Y un largo etcétera de cómics juveniles que están marcando un renacer de ese segmento y al que ahora hay que añadir el Imbatible de Jousselin. De hecho, Jousselin también participa junto a otros muchos autores de la revista en la serie de L’atelier Mastodonte, donde hacen gags sobre un taller de dibujantes en los que ellos mismos son los protagonistas. Otro guiño más de cómics dentro de cómics. De momento podemos disfrutar de las aventuras de Imbatible y compañía y de sus superpoderes, para hacernos leer las historietas desde otro punto de vista.