Un ejercicio de memoria que emociona y conmociona hasta la lágrima. El Día 3 presenta el duro relato del accidente del metro de Valencia del 3 de julio del año 2006, en el que murieron 43 personas y otras 47 resultaron heridas. Es sobre todo una historia de lucha y de resistencia que narra el camino recorrido por los familiares de las víctimas. En el momento del suceso, Valencia se encontraba sumergida en los preparativos de la visita del Papa Benedicto XVI y en una estrategia de internacionalización y proyección de la ciudad, que contaba con distintas inversiones económicas y eventos de importancia. Un contexto en el que el fatal accidente suponía un compañero incómodo de viaje.
El guion de Miguel Ángel Giner surgió a raíz de la lectura del libro Luchando contra el olvido, el largo camino de las víctimas del metro de Valencia (Sembra Llibres, 2015), de la periodista Laura Ballester, un trabajo periodístico riguroso sobre la senda transitada por los afectados. Unidas frente a la desgracia, el día 3 de cada mes las víctimas del accidente y sus familias se manifestaban en la Plaza de la Virgen de Valencia pidiendo justicia. Emociona la lucha. Hora tras hora. Día tras día. Mes tras mes. Año tras año. La reivindicación para que se depurasen responsabilidades que evitaran otro accidente semejante. Conmociona que fuera tan prolongada por culpa de la ignorancia por parte de la administración. Las autoridades que debieron apoyar a las familias de las víctimas, movieron una amplia maquinaria que no solo dejó a un lado a la Asociación de Víctimas del Metro 3 de julio (AVM3J), sino que trató de silenciarla.
La narración combina muy bien el tono documental con una narración ágil. El hilo conductor inicial viene determinado por una familia ficticia constituida por una hija y un padre, cuya madre y esposa pierde la vida en el accidente. Se plasma en un bitono al que se suma la intensidad del color rojo, que ayuda al desarrollo narrativo destacando algunos elementos específicos. Esta estrategia cromática resulta muy efectista a nivel visual y ha sido empleada por bastantes obras. Desde cómics como Yo, Asesino (2014, Norma Editorial) o El Perdón y la Furia (2017, Museo del Prado), de Antonio Altarriba y Keko, hasta la película La lista de Schindler, dirigida en 1993 por Steven Spielberg.
El color acompaña a los característicos dibujos de Cristina Durán, en los que destaca la metáfora de la falta de rostro en los políticos y miembros de la administración implicados en la tragedia. Unos tentáculos que se extienden por doquier configuran los ojos, la nariz o la barbilla de estos personajes, salvo en los casos en los que parecen acercarse a las víctimas, mostrando signos de humanidad. Tentáculos o gusanos que se extienden entre ciertas instituciones cuando se dibuja su corrupción o que simbolizan, a modo de ciempiés gigante, al propio sistema en su conjunto. Los autores recurren a la elipsis y huyen de representaciones cruentas, que pudieran provocar daño a los familiares de las víctimas o que hubieran terminado por convertir al cómic en un mero panfleto.
Todo ello configura un profundo ejercicio de memoria que demuestra una vez más la capacidad de la cultura y de la historieta para ejercerlo. El programa de Salvados que Jordi Évole dedicó al accidente del metro en 2013 se tituló de forma muy explicativa «Los olvidados», en referencia a la desmemoria que parte de la propia sociedad valenciana mantenía hacia uno de los peores accidentes de metro de Europa, el de mayores víctimas en España. El propio Évole se convierte en personaje del cómic, al igual que la obra teatral Zero Responsables, dirigida por Josep Lluís Sirera en 2010, como muestra de los muchos apoyos que recibieron las víctimas para continuar con el ejercicio de sus derechos. El Día 3 suma fuerzas ante una lucha que todavía no ha concluido. Aporta una visión dura pero realista, cuya lectura es más que necesaria para no olvidar su continua lección de resistencia y esperanza ante lo que es justo.