Mafia, chanchullos, traiciones y asesinatos se dan cita en El método Gemini, de Magius (Murcia, 1981), un autor que se ha prodigado durante años en el terreno del fanzine y la autoedición, y que hasta la fecha contaba tan solo con una obra publicada por parte de una editorial, Murcia (Entrecómics Cómics, 2015). Una obra tan singular como la que nos ocupa y en la que el autor ya asentaba las bases de su personal mirada del mundo y las logias.
Autsaider Cómics es la encargada de editar El método Gemini, esta epopeya dibujada y guionizada por Magius sobre la carrera criminal de Mickey Dioguardi. La historia nos traslada a su más tierna infancia, a mediados de los años 50, donde un hecho marcaría el camino que recorrer el resto de su vida. Siendo un niño regordete come-helados recibe una paliza por parte de sus compañeros de clase que hace que acabe por cagarse y mearse encima. Encerrado en casa descubre a través de la película Scarface (Howard Hawks, 1932) qué es la vendetta y cómo se mueven en el mundo de los gánsters. Con sed de venganza, Mickey decide ser uno de ellos, así que entrena duro para convertirse finalmente en un joven apuesto, musculado y matón capaz de hacerse valer por sí mismo, cobrándose así la deuda que tenía con los responsables de tal incidente en su niñez.
Gracias a que su apellido es igual al del importante mafioso, John Dioguardi, Mickey comienza a subir en la pirámide criminal de Nueva York inventándose un vinculo familiar con él, además de concebir un método infalible para hacer desaparecer los cuerpos, lo que ayuda en su meteórico ascenso hasta entrar en la honorata societá. Pero no todo es tan sencillo y las trifulcas entre diferentes bandas pondrán en peligro su futuro porvenir.
Inspirado en hechos y personas reales, Magius narra en El método Gemini su propia historia sobre la corrupción del poder americano, que va desde los andrajosos matones de las calles del extrarradio de Nueva York en los años 70 hasta los yuppies de Manhattan que dominarán las altas esferas de la economía americana, enfarlopados hasta las cejas, en los años 80. El cómic da cabida para establecer su propia mitología narrándonos el origen de las mafias más conocidas y su conexión con los protagonistas. Pero no es importante conocer los pormenores de realidad versus ficción, puesto que Magius se adentra más en la ambición del ser humano, su obsesión por llegar al poder y superar sus traumas, aunque ello les lleve a convertirse en lo que más odiaban.
Usando tan solo tres colores: rojo, azul y amarillo, junto al negro y blanco tradicional, Magius establece las bases gráficas de un universo histriónico que junto a su estilo de dibujo naíf, en plan cartoon con personajes de narices redondas y grandes ojos, contrasta con la violencia, el sexo y el lenguaje mal sonante que encontramos en sus páginas. Magius es puro underground patrio del que ya se comenzaba a echar en falta. Un género que nunca ha existido como tal en el mainstream pero que ha dado obras atrevidas y transgresoras como Anarcoma, de Nazario (Ediciones La Cúpula), donde no prima el dibujo bonito y limpio en pos de una historia sin tapujos. Magius, como ya hiciera su coetáneo murciano Fran Fernández con otra obra que podría encajar en el underground patrio, Desastre (Underbrain Books, 2012), elige una línea visceral, orgánica y colorida, además de ambientar sus historias en Estados Unidos (aunque todavía no haya tenido la posibilidad de visitarla), lo que demuestra la influencia de la cultura que nos llega de allí en nuestra educación. A saber cuántas más obras de este calibre nos estaremos perdiendo: toca reivindicar el underground patrio en las librerías, el comix con ADN español.
Si tras leer estas líneas y ojear las páginas de El método Gemini no consigue despertar tu interés, cuidado, experto en tantear historias de sectas, oscuros secretos y traiciones, puede que él, Magius, haya llegado para quedarse y te perseguirá. Si te das cuenta, hasta la letra que da inicio a todos estos párrafos forman su nombre, oda a este autor que el tiempo consagrará como imprescindible.