Asterios Polyp

Un cómic en 3D

81rmt4sEIfL

Truenos, relámpagos, lluvia a raudales. Un apartamento donde imperan el desorden y el abandono. En una de las habitaciones un hombre de aspecto miserable lleva seguramente horas mirando películas porno. De pronto, un estruendo: acaba de caer un rayo casi que allí mismo, se ha desatado un incendio; hay que salir a toda prisa, no hay tiempo que perder. Así es como arranca Asterios Polyp, la novela gráfica que le llevó diez años escribir e ilustrar al gran David Mazzucchelli, el mismo que dibujó los guiones de Frank Miller en Batman: Año Uno y Daredevil: Born Again, así como la espléndida —y también muy diferente a sus trabajos anteriores—adaptación de Ciudad de cristal de Paul Auster, en esta ocasión con guion de Paul Karasik.

Este cómic poco o nada tiene que ver con sus dibujos de superhéroes para Marvel y DC Cómics, los que lo encumbraron a lo más alto. Comienza, decíamos, con la precipitada huida hacia ninguna parte de su protagonista, el guiñapo humano que apuntaba al principio y que inicia así un viaje a través del cual iremos conociendo lo que pasó, cuáles fueron las circunstancias que llevaron a Asterios —es así como se llama— a acabar en el lamentable estado en que lo encontramos cuando por poco le parte un rayo viendo, como estaba, sórdidas películas de vídeo, fumando como si no fuera a haber ya un mañana.

Uno de los recursos de que se sirve Mazzucchelli —se nota aquí su sólida formación técnica— para ir construyendo el relato son elaboradas disquisiciones acerca de la forma y el contenido, las líneas, los relieves. Otro, más llamativo, es la elección de los colores, cómo se suceden, cuál se asigna a cada personaje o estado de ánimo, el original y muy práctico uso de las formas y los volúmenes. Así va tejiendo un entramado efectivo, de una gran coherencia. Aun con todo, se trata de un cómic de cuya complejidad formal te olvidas, es fácil leerlo, engancharse, querer volver a leerlo para encontrar más lecturas, matices que hayan podido pasar desapercibidos. Veremos en seguida, por ejemplo, que fue un intelectual de éxito, un reputado arquitecto teórico, mujeriego, cerebral, engreído, repulsivo, repelente. La novela es una road movie a lo largo y ancho de la vida del personaje: su nacimiento, la muerte del gemelo no nato cuya sombra es la voz que parece al principio narrar la historia, sus éxitos académicos, su matrimonio, la forma en que acabó fastidiándose todo:

«—¿Crees que soy idiota?
—¿Qué? ¡No! ¡Claro que no! ¡No!
—Entonces, ¿por qué siempre supones que me equivoco?».

Me gusta mucho lo que tiene de historia de amor, después de todo.

Asterios Polyp es, en definitiva, una novela redonda, perfecta. Un relato lleno de lecturas diferentes, a cual más sugerente, muy divertido en ocasiones; a ratos, lleno de muy buena gente y buenos presentimientos, una de esas historias que acaba reconciliándote con el mundo, finalmente, los días en que una se deja, en fin, el amor es lo que tiene.

«—¿A que son monos?
—Creo que llamarlo mono heriría el orgullo revolucionario de Gerry».

Deja un comentario