La publicación de una obra como Santa Bárbara en el mercado español es una consecuencia afortunada del cambio de paradigma producido en los últimos años a partir de la implantación del formato de novela gráfica. Hace unas décadas, cuando el cómic estaba constreñido al formato serial y al circuito de las librerías especializadas, hubiera sido impensable que una historieta de origen checo se publicara en nuestro país. Entre otras cosas, porque es poco probable que la industria de aquel país tuviera, en el paradigma del mercado del cómic de las últimas décadas del siglo XX, la capacidad de producir obras exportables, no por falta de calidad, como demuestra el trabajo analizado en esta reseña, sino por la falta de la infraestructura necesaria para mantener una industria basada en el formato serial. Sea bienvenida, por tanto, la democratización geográfica que ha traído al cómic el nuevo paradigma, ya que nos permite disfrutar de obras como esta.
Entrando ya en la obra en cuestión, Santa Bárbara, obra ganadora al premio a la mejor novela checa en 2018, nos cuenta la investigación de un caso de abusos a menores que, entre los años 2007 y 2008 conmocionó a la opinión pública checa. Un caso que quedó sin resolver, en el que dos niños de siete y nueve años sufrieron una serie de maltratos y vejaciones por parte de su madre y de su tía con ayuda de, entre otros, la que se convertirá en la protagonista de la historia narrada en este libro, Barbora Skrlová una mujer de treinta y cinco años que se hacía pasar por una niña de trece. Todo ello, al parecer, inspirado por las enseñanzas de la secta del Movimiento Grial, a la que pertenecían estas tres mujeres junto con algunos otros de los implicados en el caso.
A partir de la cantidad de noticias que se publicaron en su momento relacionadas con esta historia, el enfoque inicial de los autores de la obra —los escritores Marek Šindelka y Vojteˇch Mašek, que cuentan con la ayuda del dibujante Marek Pokorný— era enmarcar su relato en el género denominado de periodismo-cómic y realizar, de forma gráfica, un reportaje completo sobre el caso. Con ese objetivo se estuvieron documentando durante más de seis años. Sin embargo, finalmente, y tal y como advierten al principio del libro, decidieron cambiar totalmente la manera de aproximarse al caso y lo transformaron en una obra de ficción donde Barbora Skrlová (la Santa Bárbara del título) sustituye a los niños del suceso real con el fin de evitar el daño que les podría producir la publicación de la historia. De esta manera, una de las consecuencias de esta decisión es el énfasis en el carácter místico del suceso y su relación con las enseñanzas de la secta, ya que se traza un paralelismo entre los martirios sufridos por los niños (representados, como ya se ha dicho, por el personaje de Skrlová) y los que sufrió la santa que da título al libro en el siglo III. Todo esto visto desde los ojos de una periodista cuya implicación emocional acentúa esa influencia omnipresente del Movimiento Grial.
Esta decisión a nivel argumental hace que, quizá, Santa Bárbara no se pueda considerar como una obra periodística al uso. Sin embargo, la manera de narrar su historia la emparenta de forma directa con alguna de las obras clave de lo que, en los años sesenta, se denominó como Nuevo Periodismo. Concretamente con A sangre fría, de Truman Capote, a la que le une, no solo un esfuerzo de documentación exhaustivo por parte de sus autores, sino el hecho de que, de la misma manera que la obra de Capote entraba en los rincones más oscuros de la sociedad estadounidense de su época, Santa Bárbara disecciona los males que azotan a la sociedad checa y, por extensión, al centro de Europa en estos años. Por tanto, esa decisión de ficcionalizar buena parte de la historia no le resta en ningún momento esa capacidad de sacar a flote todas las cuestiones que se plantearon durante el juicio que se celebró por los sucesos reales hace algo más de una década.
Por otro lado, también es importante mencionar el apartado gráfico. Pokorný, un dibujante con una trayectoria no demasiado extensa entre la que destacan una serie de historietas semiautobiográficas que publicó en la comunidad de Internet, Comx.cz, juega con una variedad de estilos que se adaptan a los diferentes momentos de la historia y que alternan desde composiciones de página claramente inspiradas por la obra de Chris Ware a maravillas como la doble página donde nos muestra la pared donde la periodista protagonista recoge todas las pistas de su investigación y que nos recuerda a esos esquemas, a esos diagramas que J. J. Abrams utilizaba con un propósito claramente narrativo, en series como Alias para representar las infinitas posibilidades, los infinitos misterios que se esconden tras toda la documentación acumulada por la protagonista. Estos son dos ejemplos de una variedad de estilos que son fundamentales para configurar, en cada momento, el tono de la historia.
Por tanto, Santa Bárbara es una obra de gran interés narrativo tanto formal como de fondo que, además, consigue despertarnos la curiosidad por lo que se pueda estar haciendo en estos años en el panorama del cómic checo, curiosidad que esperamos que se pueda satisfacer en los próximos tiempos con la publicación de más obras procedentes de este país centroeuropeo.