Inio Asano (Ishioka,1980) encaja en el actual panorama de mangakas como una promesa consolidada y una realidad constatada. El que hasta hace poco se consideraba como una de las voces jóvenes de más talento y de más capacidad renovadora, tanto en el ámbito estilístico y formal como en el narrativo, es ahora paradojalmente a la vez un autor de culto y de masas. Con ya suficientes obras sobre sus espaldas, podemos decir que no es ni flor de un día, ni una anomalía del orden, es tan solo Inio Asano: el más elegante de los renovadores coetáneos.
Por aquí lo conocimos con Nijigahara holograph (Ponent Mon, 2009) título inquietante y estremecedor que nos abre las puertas a un autor novel que se expresa con la madurez de un veterano. Con La chica a la orilla del mar (Milky Way, 2013) vemos una historia de amor frágil y desbocada que habla sin tapujos de la afectividad y del sexo, y cómo no, de dónde empieza uno y acaba el otro. Con Buenas noches Punpun (Norma, 2015) y Dead dead demons dededede destruction (Norma, 2015) el autor también se prueba en series largas, aunque siempre orbitando los límites de lo comercial y escondiendo reflexiones muy personales entre cualquiera de los recovecos de sus siempre solventes ilustraciones. Solanin (Norma, 2014) es quizás su obra más comercial, pero siempre con sorpresas que soslayan la crueldad de la vida. Con esta incompleta selección de títulos no es difícil constatar que Inio Asano se siente incómodo con la rutina forzando una huida constante de la banalización: la vida es dura, extraña, y sorprendente.
Reiraku es un manga de demografía seinen, cuyo título vendría a significar alguna cosa parecida a en caída o cuesta abajo, definición que resume a la perfección la inercia del protagonista. Insisto en remarcar que se trata de una ficción, aunque en muchos casos sospecho que el protagonista no es más que un alter ego del propio autor, que con una honestidad fuera de lo común se desnuda para exorcizar muchos de los fantasmas que deben de transitar por su cabeza y que plasma en un claro episodio de crisis creativa y existencial. Evidentemente no sabemos qué es real ni qué inventado, pero deja las puertas abiertas al lector para que haga sus interpretaciones y juzgue por sí mismo.
Kaoru Fukazawa es un autor de manga de cierta fama que se encuentra en un momento dulce. Acaba de cerrar su exitosa serie Sayonara Sunset, la cual le ha proporcionado un manifiesto reconocimiento de la crítica y el público, así como de su equipo de ayudantes, que le admiran y le respetan. Vamos, a primera vista, una situación idílica. Casado con una eficiente editora, su dedicación al trabajo es tal que su relación se va diluyendo a marchas forzadas sin que ambos muestren capacidad de reacción. Kaoru no está contento con su vida: desmedidamente autoexigente, cree que su obra carece de alma y que funciona como parte de un engranaje deshumanizado del que apenas puede desencajarse para liberar sus inquietudes. Por otro lado, mientras su relación sentimental se desmorona y su libido decae, no puede hacer nada más que asistir como un mero espectador al derrumbe. El libro nos muestra en elipsis una relación sentimental de juventud mal resuelta que quizás sea el germen o una de las causas de esta tristeza emocional con la que tendrá que combatir. Tan solo los servicios de una prostituta, Chifuyu, alumbrarán esta angustia emocional abriendo un nuevo horizonte sobre el que tomar nuevas posiciones para servir de catarsis. Un libro lleno de ilusiones y esperanzas que acaban mutando en pesimismo, apatía y una asfixia inaguantable a la que nuestra sociedad moderna nos somete irremediablemente. Las redes sociales no hacen más que acentuar lo dicho, una era en las que las hipercomunicaciones, paradójicamente, no han hecho más que acentuar nuestra soledad.
Narrativamente Asano se muestra brillante, con una capacidad sin igual para condensar tanta tristeza y tantas emociones, tanto positivas como negativas. Sentimientos universales descritos con una ficción magnífica, con unas personalidades profundas que manifiestan grandes dificultades para gestionar su afectividad. La verdad es que puede parecer que estamos ante una lectura dura y presuntuosa, pero no es así, y es que otra de las virtudes del autor es conseguir lecturas ágiles a pesar del complejo contenido propuesto. En gran medida es debido a su maravilloso dibujo: realista, elegante, sereno… una delicia para los ojos que va hilvanando la historia con composiciones y encuadres siempre meticulosamente equilibrados. Soberbio y fascinante, como siempre nos tiene acostumbrados. Para mí la vanguardia narrativa del manga de nuestros días pasa sin duda por Inio Asano.
Reiraku se serializó originalmente en la revista Big Comic Superior entre marzo y julio de 2017, y la publicación por parte de Norma Editorial en un solo volumen contó con la inestimable traducción de Marc Bernabé. Se agradece que el formato sea más grande que el de los tomos habituales, en la línea de los kanzenban.
Cuando uno cae y todo parece perdido, siempre se encuentra algo o alguien a quien aferrarse; la esperanza siempre tiene que estar ahí, amigos.