Cuenta Donny Cates que, siendo niño, acudió a una de las ediciones de la Comic Con de San Diego con la esperanza de que Stan Lee, uno de sus invitados, le firmara sus cómics. Cates tuvo la fortuna de ser uno de los privilegiados que pudieron conocer a su ídolo y ese encuentro lo marcó para siempre. Hecho un manojo de nervios, el pequeño Cates no sabía cómo agradecer a Lee todo lo que había hecho por el cómic y por él. Lee sonrió y le dijo que solo tenía que intentarlo.
Cates, uno de los guionistas actuales más influyentes del comic book USA, afronta Estela Plateada: Negro como un homenaje Plateada: Negro como un homenaje a Lee, pero sobre todo a uno de sus personajes más queridos, El Surfista Plateado, que explora los confines de la galaxia desde que Stan Lee y Jack Kirby lo presentaran en el número 48 de Los 4 Fantásticos (1966), y era una debilidad de Stan Lee. Con su naturaleza trágica y su eterna búsqueda de redención, tras enfrentarse al que fue su amo, el devorador de mundos Galactus, ha disfrutado de una trayectoria intermitente ya que Lee era reacio a que otros autores escribieran al personaje. Su colección inicial (1968), con el siempre imponente John Buscema, marcó bien la personalidad de exiliado de Norrin Radd, y su posterior colaboración con Moebius, Parábola es otra de las grandes historias del personaje. No obstante, ya sin la supervisión de Lee, la larga serie iniciada en 1987 por Steve Englehart y Marshall Rogers o la reciente cabecera de Dan Slott y Mike y Laura Allred también son etapas muy destacables.
Es precisamente con la etapa de Slott y el matrimonio Allred con la que se puede emparentar Estela Plateada: Negro. Si bien estos proponen un viaje cíclico conceptual y formal por el universo Marvel, el trabajo de Cates, Moore y Stewart lleva a Estela Plateada a los albores de ese universo para una vez más ratificar su eterno retorno de la mitología ideada por Stan Lee, Jack Kirby, entre otros. Partiendo de sucesos relacionados con la serie de los Guardianes de la Galaxia, Norrin Radd se enfrenta a Knull. Knull es el dios creador de simbiontes como Veneno o Matanza y el villano cósmico definitivo. Desde los orígenes del universo Marvel, intenta sumir toda la creación en la oscuridad. Estela Plateada es infectado por ella y se ve envuelto en una lucha contrarreloj para evitar su plan e incluso cambiar su propia historia. Si Slott y los Allred nos presentaban al mayor amor del antiguo heraldo de Galactus, Cates le enfrenta a su mayor enemigo.
Viaje psicodélico al oscuro origen del Universo Marvel
Para una aventura de proporciones épicas, el guionista de obras como Babyteeth o God’s Country cuenta con uno de sus mejores amigos, Tradd Moore. Moore, con el que estudió en el Savannah College of Art Design, es uno de los secretos mejor guardados del cómic americano. Con la saga de Luther Strode, parcialmente inédita en nuestro país, y su reinvención como piloto del Motorista Fantasma, Tradd Moore ya demostró que la etiqueta amerimanga se le quedaba muy corta. En Estela Plateada: Negro realiza su mejor trabajo, incorporando homenajes e influencias que remiten a pintores como Kandinsky y Klimt y a ilustradores y dibujantes como Heinz Edelman, Miguel Calatayud, Druillet o John Buscema. Aprovechando la similitud de la piel de Estela Plateada con el mercurio, Moore hace que su figura se desparrame, retuerza y deforme en cada una de las páginas como si contempláramos un viaje psicodélico. El siempre impecable Dave Stewart deslumbra con una paleta de colores que realza el aire surreal de la propuesta del dibujante. El despliegue visual del tándem Moore-Stewart alcanza su clímax en un quinto acto final que conjuga perfectamente narrativa y experimentación formal.
Carta de amor al cómic Marvel, Estela Plateada: Negro es también una confirmación de que todavía hay espacio para propuestas que pueden redefinirlo. Solo podemos dar las gracias a Cates, Moore y Stewart por intentarlo (y lograrlo).